Entrevistas
Nuestro nombre empieza a entrar en el subconsciente colectivo como una banda de metal experimental. Entrevista con Minipony

Actualizado el marzo 14th, 2025 a las 05:59 am
El metal es un género en constante evolución, y pocas bandas logran romper las barreras de lo convencional como lo ha hecho Minipony. Desde Ecuador, esta agrupación ha logrado posicionarse como una de las propuestas más innovadoras del metal experimental, combinando elementos del djent, mathcore, y sonidos electrónicos para crear una experiencia sonora única.
Fundada en 2013 en Quito, Minipony nació con la visión de romper esquemas dentro del metal latinoamericano. Su sonido ecléctico y su puesta en escena enérgica los han llevado a escenarios internacionales, compartiendo cartel con importantes exponentes del metal mundial. El grupo ha sido reconocido por su técnica instrumental excepcional y su capacidad para fusionar sonidos agresivos con estructuras complejas. La banda se caracteriza por el uso de guitarras con afinaciones bajas, ritmos polirrítmicos y una marcada influencia de la música electrónica.
Minipony ha sabido diferenciarse dentro de la escena gracias a su enfoque experimental. Sus canciones incluyen cambios de ritmo impredecibles, riffs agresivos y una ejecución vocal que oscila entre guturales potentes y pasajes melódicos. Esta combinación les ha permitido construir un sonido distintivo que los ha llevado a escenarios internacionales. Su discografía refleja una constante evolución. Desde su álbum debut "Imago" hasta sus lanzamientos más recientes, Minipony ha demostrado su habilidad para innovar dentro del metal, ganándose el respeto de críticos y fanáticos por igual.
A pesar de provenir de un país con una escena metalera relativamente pequeña, Minipony ha logrado destacar en festivales y eventos de renombre en países como México, Colombia, Chile y Brasil. Han compartido escenario con bandas de talla mundial, consolidando su reputación como una de las propuestas más frescas del metal latinoamericano. Además, la banda ha sabido aprovechar las plataformas digitales para expandir su alcance, atrayendo a una audiencia global a través de sus videos musicales y presentaciones en vivo disponibles en redes sociales y servicios de streaming. Minipony, esta de regresó a México para su primera gira en México sin un festival como back up, llegando a Monterrey el 13 de marzo en Metapatio, el 14 en Ciudad de México en el Fuck Off!, Morelia el 15 en Sala 322 y cerrar en Guadalajara el 16 en el Foro Independencia.
El Cuartel del Metal, charló con Amadeus Galiano, guitarrista de Minipony
—¿Qué sensación tienen de tener su primera gira por México, luego de tocar solamente en festivales en una sola ciudad?
—Es muy emocionante el poder ser headliners de nuestra primera gira por México, es algo que esperábamos desde hace mucho tiempo, y se logró, ahora podremos visitar otras ciudades de México, explorar sus mercados, expandirnos y crecer. México para nosotros es un mercado muy grande al que nos interesa llegar a más escuchas con nuestra propuesta.
—¿Cómo se sintió la banda de estar tocando prácticamente en el último festival del mundo en plena pandemia?
—Fue bastante memorable, pero también muy gratificante, porque fue nuestra primera experiencia en México. Nuestra música explotó un poco antes en ese país, y queríamos compartir esas emociones con la gente que empezó a creer en nosotros durante la pandemia. Fue una etapa complicada, pero la recordamos con mucho cariño. De hecho, fue justo en plena pandemia, en 2020 y precisamente antes de subir al escenario, Emilia, la vocalista, me estaba enseñando las noticias de que estaban cerrando las fronteras y no sabía que sentir, por un lado, todo el problema que se iba a venir y por otro la emoción de que estábamos en otro país, en un festival enorme, con una niña pequeña, mi hija, fue una explosión de emociones.
—En cuanto a la preparación física, ¿cómo la manejan?
—Bueno, la preparación física es algo que hemos tomado más en serio con el tiempo. Llevamos tocando juntos desde los 18 años, empezamos con otra banda llamada El Carmaso, y desde entonces nuestra música ha sido bastante ecléctica, con mucho movimiento y performance. En este momento, estamos en una fase de mucho enfoque y concentración. Emilia y yo practicamos yoga con regularidad para mantenernos enérgicos y en equilibrio. Tratamos de mantenernos en un estado puro y sobrio para darlo todo en el escenario, porque cuando estamos en un show no nos reservamos nada. Entregamos toda nuestra energía y nos exigimos bastante, por lo que el cuidado físico es clave. Nos aseguramos de descansar bien y mantenernos en óptimas condiciones para cada presentación.
Antes de cada show, realizamos un calentamiento técnico. Por ejemplo, nuestro baterista, Carlin, siempre calienta durante al menos una hora antes de tocar. Practica con el doble pedal para evitar que en el primer tema se sienta rígido o trabado. A veces, cuando no calentamos bien, el primer tema puede sentirse más difícil, y es importante evitar eso. Los estiramientos y calentamientos son esenciales para evitar lesiones y tocar con fluidez desde el principio.
—Hablando de su trayectoria, ¿en qué punto consideran que están actualmente?
—Estamos en un momento clave. No somos una banda nueva, pero tampoco hemos alcanzado el nivel de reconocimiento que buscamos. Lanzamos nuestro primer y segundo disco y, como suele pasar en el metal, no es fácil que solo con sacar música se logre el éxito inmediato. Es un camino de esfuerzo constante. Estamos en el proceso de consolidarnos y ver los frutos del trabajo que hemos sembrado, no solo en Ecuador, sino también en México, Colombia, Chile y Brasil. Poco a poco, sentimos que nuestro nombre empieza a entrar en el subconsciente colectivo como una banda de metal experimental. Ese reconocimiento es lo que nos motiva a seguir adelante. Ahora estamos trabajando en nuestro tercer disco, que probablemente tenga un alcance más amplio, con una distribución más internacional. Estamos muy motivados con todas las oportunidades que se nos están presentando.
—Desde su perspectiva, ¿cómo ven la industria musical, especialmente en el metal?
—Siempre ha sido difícil, pero con la llegada de las redes sociales y la expansión de la distribución digital, todo ha cambiado. Ahora cualquiera puede grabar un demo en su casa y publicarlo, algo que hace diez o quince años era impensable. Antes, si querías que tu música llegara lejos, necesitabas un estudio profesional y una producción costosa. Hoy en día, si tienes buen manejo de redes y una estrategia de promoción efectiva, puedes lograr cosas que antes parecían imposibles. Claro, tocar en vivo sigue siendo un reto, con temas de logística, visas y recursos, pero la industria está mucho más abierta. Hay más oportunidades, pero también mucha más competencia. Lo importante es ofrecer algo original y diferente. Muchas bandas se encasillan en lo mismo, pero creemos que la clave está en innovar y demostrar autenticidad. Afortunadamente, el metal está viviendo una nueva época dorada con la proliferación de festivales y eventos que antes solo se veían en Europa y EE.UU., y ahora se están estableciendo en América Latina.
—Hablando de festivales, ¿qué opinan de la evolución del metal en Latinoamérica?
—Ha crecido muchísimo. Antes, la mayoría de los festivales grandes eran exclusivos de Europa. Ahora, países como Perú, Ecuador, Colombia y México han abierto espacios importantes para el metal. Por ejemplo, festivales como el Summer Breeze, que era icónico en Europa, ahora tiene una edición en Brasil. Cuando fuimos, nos sorprendió la cantidad de gente asistiendo y pagando entradas de varios días, algo que antes solo veíamos en Alemania o EE.UU. Esto demuestra que el metal en Latinoamérica está dejando de ser visto como algo marginal y se está consolidando como una industria sostenible.
La pandemia también tuvo un papel importante en esto. Durante ese tiempo, todos sentimos lo que era no poder asistir a conciertos, y cuando volvieron, la gente los valoró mucho más. Ahora, muchos están dispuestos a pagar más por una experiencia en vivo. En Ecuador, por ejemplo, antes la gente se quejaba de que nunca llegaban bandas internacionales, pero esto está cambiando porque cada vez hay más apoyo y más inversión en la escena.
—En cuanto a colaboraciones, ¿han explorado trabajar con artistas de otros géneros?
—Sí, de hecho, algo que nos encanta es experimentar con sonidos fuera del metal. Nos identificamos con muchos proyectos que no necesariamente son de nuestro género. Por ejemplo, Rita Indiana y Los Misterios, una banda de República Dominicana que mezcla merengue con electrónica. Nos llamó la atención su propuesta y conectamos con su energía. De hecho, cuando trabajamos en "Mini Pony", que es un tema con elementos burlescos y percusiones latinas, pensamos en ellos para colaborar en la parte electrónica. A veces, estas conexiones surgen de manera espontánea, simplemente porque reconocemos el talento en otros artistas y sentimos que podemos crear algo interesante juntos. Estamos en una época donde la música no tiene que encasillarse en un solo género. Lo importante es aportar algo fresco y auténtico. Eso es lo que nos motiva y nos mantiene en constante evolución.
—Por cierto tienen una colaboración muy loca con Otto Von Schirach
—Sí, y se dio de una manera muy orgánica, lo contactamos le compartimos lo que queríamos, y el con su acento cubano de Miami, si hermano, hagamos cosas locas, el metido en su personaje y salió algo muy interesante, nadie se cerro a arriesgarse a hacer una buena colaboración fuera de las normativas a las que el metal suele estar acostumbrado.

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