Deicide en Santiago: la Kermesse más diabólica de la historia
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Deicide en Santiago: la Kermesse más diabólica de la historia




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Deicide
Varios años habían pasado sin que los legendarios Deicide, una de las bandas más influyentes y brutales exponentes del Death Metal mundial, pisaran suelo chileno. La banda ha realizado varios shows a lo largo de los años (con sus diferentes formaciones) en nuestras tierras, y la cita previa planeada por los floridanos, que era para 2020 en el marco de la gira promocional de su más reciente placa, ‘Overtures of Blasphemy’, no pudo concretarse debido a la inesperada aparición del COVID-19, lamentablemente.

Para todos los que nos quedamos con ganas esa vez, nuestra paciencia sería recompensada con un nuevo concierto anunciado a fines del año pasado, y programado para el presente, junto a un nuevo line-up que prometía desde ya, una velada inolvidable y brutal tanto para metaleros locales como para headbangers extranjeros, que muchas veces hacen lo imposible para cruzar fronteras y poder ver a sus bandas favoritas en naciones hermanas.

Anima Inmortalis: así se abre un show

Cuando eran ya mas de las 18:00 hrs y con un ambiente prendido de unas 200 personas en el Teatro Cariola, Anima Inmortalis sale a escena para comenzar el festín y brindar su Metal a los pocos pero motivados asistentes que ya nos encontrábamos en el Teatro Cariola. El público no se hizo de rogar y pronto se despertó el interés; las cabezas y cabelleras comenzaron a moverse al ritmo de los pulidos riff y rápidos tempos tocados por los nacionales, que también poseen una trayectoria y experiencia de muchos años. Si bien es común que normalmente las bandas teloneras de un evento reciban un poco más que unos aplausos por parte del público, esta vez se notó que la gente venía dispuesta a pasar y disfrutar toda una tarde de Death Metal a la vena, que la sed de música era grande y que esto recién comenzaba, por lo que la banda se llenó de ovaciones y aplausos, todos parecíamos estar contentos de estar presentes y haberlos presenciado, fueron una buenísima entrada.

Con una buena puesta en escena, canciones con las que no podías evitar cabecear y un público que los recibió con brazos abiertos, Anima Inmortalis, fueron la forma perfecta de abrir la jornada, que solo se volvería aún más brutal e infernal. ¡Excelente inicio!

Bonebreaker, una banda hecha para esto

Luego de unos minutos de descanso, comienza la segunda patita y salen a escena los también nacionales Bonebreaker, por lejos la banda más joven y reciente del cartel.

Al igual que el conjunto anterior, el público (que ya a esta altura llenaba la mitad del recinto) no fue difícil de conquistar y de inmediato el ambiente se transformó: se armaron los mosh pit en mitad de cancha, ya comenzaban a volar las latas y vasos de cerveza en el aire, las patadas voladoras y la gente vibraba al ritmo de los blast-beat del experimentado baterista Felipe Jiménez y la sólida composición musical de los temas presentados por la banda. Una propuesta de Death Metal intenso con un sonido moderno y pulcro, pero muy acorde y ad-hoc al del resto de las bandas que tocarían esta noche. Bonebreaker fueron un magnífico segundo plato para el inicio de esta jornada y definitivamente nos dejaron hambrientos de más riffs y vocales guturales, que serían saciados más tarde.

A pesar de que Bonebreaker tuvo un pequeño percance técnico con una de sus guitarras al inicio de su performance, lograron solucionarlo rápidamente para volver al ataque sónico y sin descanso de nuestros oídos. La gente nuevamente los recibió encantados y de a poco, se podía sentir como aumentaba el calor, cada vez estabas más apretado entre las personas y notabas como la gente actuaba cada vez más frenética y expectante. Y aún se venía lo mejor.

Kataklysm, una muestra de brutalidad necesaria

Si bien al principio del show los asistentes se encontraban más que impacientes por la llegada del evento principal de este pequeño fest, y así disfrutar del más suculento Death Metal, Kataklysm no demoró ni una sola décima de segundo en ahogar esta ansiedad de la mejor manera y como ellos tan bien saben hacerlo: con un sonido extremadamente brutal, cuyo tecnicismo, potencia y firmeza, son sellos únicos y característicos de los canadienses y también la razón por la que sus fanáticos mostraron tanta pasión no solo en el circle pit, sino que en todos los rincones del recinto que presenció esta suculenta comitiva de ataque musical. Kataklysm, sin lugar a dudas fueron el componente de la noche que trajo la alfombra roja y la desenrolló y extendió por el suelo para que empezara a recorrerla una autentica máquina de miles de toneladas que a los oídos del público llegó convertida en la forma de un excelente repertorio de Death Metal extremo y  al hueso.

Kataklysm es de esas bandas que, si bien tienen un género y estilo bastante marcados y únicos, saben experimentar y ser creativos en su performance como banda, lo cual es uno de los aspectos más fuertes de su identidad. Cuentan con la ambientación, furia, chispa e instrumentalización lo suficientemente explosiva como para detonar las expectativas de los fanáticos más acérrimos y quienes tuvieron el placer verlos anoche por experimentarlos por vez primera. Sin lugar a dudas, Kataklysm fue la vasija que sirvió el potente néctar que deleitó a los asistentes con su temática llena de oscuridad y los sórdidos confines de la percepción humana y del Metal.

Un compendio que fue capaz de acaparar todos los sentidos (incluso aquellos desconocidos). Un carisma incomparable de a la hora de encender la mecha que dinamitó la velada. Un solo concepto: Kataklysm. Y aún así, con todo esto mencionado, lo mejor de la noche estaba por llegar.

Deicide, desatando el infierno (y las barricadas)

Deicide, una banda veterana, de larga trayectoria, con una extensa discografía y un legado e influencias innegables, son y siempre serán unas de las piedras angulares del Death Metal y porque no, también de otros subgéneros del Metal. Tomando en cuenta esto, durante la última década, se ha sentido a ratos como que Deicide pasa al olvido por parte de muchos rockeros. Este sentimiento comenzó cuando los hermanos Hoffman dejaron la banda por allá por el año 2004, después de grabar ‘Scars of the Crucifix’, momento en el que muchos creyeron que la banda iba a morir. Sin embargo, con el pasar de los largos años, Steve Asheim y Glen Benton han reclutado a varios miembros de distinto renombre en lugar de los hermanos, y así, seguir adelante con su carrera.

Deicide anoche mostró con creces que su presente formación (Glen Benton en voz y bajo, Steve Asheim en batería, y Kevin Quirion y su más reciente contratación, Taylor Nordberg en las guitarras) es sólida como kevlar y que tienen el potencial para seguir haciendo música brutal como ninguna otra banda, por muchos años más. Los que querían escuchar material más reciente de Deicide, lamentablemente tuvieron que ver su deseo truncado y reemplazado por la banda tocando por completo su segunda placa de 1992, ‘Legion’. Este disco es por muchos considerado como el mejor álbum de la banda, por contener varios de sus cortes más técnicos y complejos en ejecución musical hasta la fecha. Esa es también la razón por la que la banda solía no tocar material de Legion en sus giras anteriores de acuerdo a Benton en vieja entrevistas (las mismas en las que alguna vez dijo que se iba a suicidar a los 33 años parodiando a Jesucristo).

Cuando Deicide sale al escenario, el público por completo se vuelve loco. Luego de unos minutos preparando sus instrumentos de batalla, comienzo la sesión en el infierno. A esta altura de la noche, el teatro está llenísimo (producto del absoluto sold-out del día anterior) y la sinergia y maldad de la banda en escena son innegables. Cuando comienzan los primeros riff de ‘Satan Spawn, the Caco-Daemon’, también se escuchan los gritos incontenibles de los fans, la euforia incrementa exponencialmente y la vocalización maldita e inframundezca de Benton inunda tus oídos junto al maquiavélico ritmo del dueto de guitarras frenéticas y los increíbles blast-beat del legendario e increíble Steve Asheim. Luego de realizar la performance de Legion en su totalidad, Deicide procede a presentar el resto de clásicos de su repertorio que todos conocemos, los que siempre se van a cantar, cabecear e incluso van a hacer que te pegues un grito gutural entre el publico.

Mención honrosa al gran valor a los valientes que se atrevieron a estar en el mosh pit con el piso resbaloso como estaba. Muchos cayeron y casi se matan participando en el pit, pero la hermandad del metalero siempre está presente también, y cientos de brazos se extendieron para ayudar a los caídos. Nadie resultó accidentado, afortunadamente.

De hecho, el caos y la cantidad de gente que hubieron en el evento fue tal, que mientras Deicide tocaba ‘Repent to Die’, se empezó a notar un problema cerca del escenario, y antes de empezar con ‘Behead the Prophet’, tuvieron que detener el show y Benton decir al micrófono que todos teníamos que hacernos hacia atrás, ya que la gente de adelante estaba siendo aplastada contra la reja frente al escenario y esta se estaba saliendo y desarmando, por lo que parte del crew tuvo que salir a escena a sostenerla y solucionar de manera manual esta peligrosa situación de inmediato como pudieran. Sí, se sostuvo entre seguridad y staff… Si el resto del público no retrocedía, el show llegaba hasta ahí. Afortunadamente de nuevo, esto no pasó a mayores y la banda pudo continuar con su show sin más percances. Eso sí, una lata que pase esto en un concierto de Metal extremo donde se supone que se prueban las barricadas, hechas para ‘contener’ al público y no para causar estragos.

Con todo esto dicho, claramente la banda está en uno de los puntos más altos de su trayectoria. El show fue intenso, el sonido impecable (a pesar de que al inicio de su presentación se escuchó muy bajo volumen, problema que se corrigió casi de inmediato) y la banda aún toca a una velocidad alucinante, rápida y sin ningún error. Técnicamente hablando, no se les puede reprochar absolutamente nada durante todo el show, ya que la ejecución fue simplemente impecable y de alta categoría. Si Ralph Santolla (Q.E.P.D.) aún estuviera entre nosotros y viera como Nordberg toca sus punteos en Homage For Satan, estaría orgulloso, feliz y conforme con su trabajo.

Una noche redonda y mortal para los fans del Death Metal en general. Deicide y Kataklysm tienen para rato y continúan siendo exponentes mundiales y de primera calidad de este género y seguirán siéndolo por muchos años. Anima Inmortalis y Bonebreaker son grandes exponentes y promesas del Metal chileno a los que hay que ponerles oreja y no olvidarlos, con una puesta en escena que no tiene nada que envidiar de bandas internacionales y con más experiencia. En resumen, una excelente jornada satánica y maldita de principio a fin donde nadie se fue disconforme. Y obviamente, quedamos atentos a una nueva y posible futura visita de don Benton, Asheim y compañía. All hail Satan!

Vladimir González Aravena

Fotos: Francisco Aguilar

Setlist de Deicide:

-Satan Spawn, the Caco-Daemon

-Dead but Dreaming

-Repent to Die

-Trifixion

-Behead the Prophet (No Lord Shall Live)

-Holy Deception

-In Hell I Burn

-Revocate the Agitator

-Once Upon the Cross

-When Satan Rules His World

-They Are the Children of the Underworld

-Scars of the Crucifix

-Sacrificial Suicide

-Homage for Satan

-Dead by Dawn

Locutor, adicto al fútbol y al Heavy Metal. Tiene el récord de más mosh sobrevividos mientras cubre conciertos para su querida página, Cuartel del Metal. Ha visto más veces a Chayanne que a Black Sabbath.

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