Crónicas
Defenders of the Faith de Judas Priest: sus canciones ordenadas de menos a más
Cuarenta años se cumple de uno de los mejores álbumes de Judas Priest: Defenders of the Faith. Siguiendo el ejercicio de ordenar sus canciones de menos a más, como se hizo con Love at First Sting de Scorpions, esta ocasión nos enfocaremos en el noveno álbum de estudio del grupo británico.
Uno de los años más mordaces en la historia del hard rock y el heavy metal fue 1984, y precisamente uno de los grandes títulos que salieron a la venta fue Defenders of the Faith de Judas Priest. Publicado en enero, el noveno álbum de estudio de los británicos estaba protegido, en su portada, por Metallian, una bestia metálica mitad tigre mitad tanque, que parecía estar listo para devorar a los impuros de la fe. Hace poco hice el ejercicio de ordenar las canciones de otro álbum de 1984, Love at First Sting de Scorpions, y en esta ocasión haré lo mismo con el del sacerdote. Dicho esto, te presento las canciones de Defenders of the Faith ordenadas de menos a más.
9. "Some Heads Are Gonna Roll"
Siendo la única canción del álbum escrita por Bob Halligan Jr., quien ya había figurado en los créditos de Screaming for Vengeance (1982) en "(Take These) Chains", "Some Heads Are Gonna Roll" es una pista de medio tiempo establecida en una concepción compacta. Más allá del sonido filoso de las guitarras (la tónica del disco con mayúsculas), es un corte promedio en que Rob Halford se presenta relajado y para nada exaltado. Con una letra que podría ser el relato perfecto de una dictadura o una autocracia es, en términos generales, la muestra perfecta de que no necesariamente hay que ser agresivo para sonar pesado. Aunque camina en una línea definida, no es sobresaliente, pero tampoco irrelevante.
8. "Night Comes Down"
La única power ballad del álbum nos muestra a un Halford acongojado, trasmitiendo emociones tristes y depresivas. La música melancólica e íntima presenta unas guitarras con el tono justo y preciso. Destacables son los arreglos que posee, audibles tanto en la doble armonía del solo de guitarra como en los tonos altos del estribillo. En ambos casos, fueron puestos con cierta sutileza para no quebrar el fuerte y dramático ambiente.
7. "Heavy Duty/Defenders of the Faith"
Si bien son dos canciones separadas, en estricto rigor, están hermanadas y por eso las trataré como una. Es interesante oír en "Heavy Duty" el nexo entre lo simple de la sección rítmica y la brillante floritura vocal de Halford. Por su parte las guitarras, las cuales aparecen sin tanto fervor, aportan un valor ceñido. El clímax llega cuando Halford dice metal rules the land, el cual es acompañado por un efecto de producción para dar un mayor dramatismo. En cambio, "Defenders of the Faith" es un arena rock, casi como un himno o un grito de guerra que obliga a alzar el puño y sella este mensaje metalero, no solo de la letra, sino del disco completo.
6. "Eat Me Alive"
"Eat Me Alive" fue una de las nueve canciones que figuraron en la cuestionada lista de las quince asquerosas de PMRC, pues su letra relata una supuesta felación a punta de pistola. Más allá de esta conjetura emitida por la organización, igual es posible distinguir algo sucio en su letra. Musicalmente, la dupla Downing-Tipton se luce (al igual que en todo el álbum) con un solo genial, un riff metalero y arreglos cortantes. El gran protagonista diría que es el estribillo, con ese efecto de eco en la palabra eat, como si fuese reminiscencia del efecto sonoro característico de la película Viernes 13.
5. "Love Bites"
Con una introducción de un par de notas realizado por un sintetizador, (¿inspirados en "Thriller" tal vez?) da inicio a una estudiada y milimétrica intromisión de la banda, con las palabras when you fell safe, when you feel warm, como si fuese una frase de un infomercial. La letra, sobre una relación vampiresca, es guiada por un Dave Holland interpretando el patrón del hi hat en el tom de piso. Con una melodía sencilla y contagiosa, destaco la efectiva simpleza del solo de guitarra y, de nuevo, el rango vocal de Halford.
4. "Jawbreaker"
Tal vez es el tema más pesado en cuanto al sonido de las guitarras y a la composición en sí. El quebrador de fauces es otro relato típico de Judas Priest sobre personajes oscuros y con cierta ambición por algo. Las guitarras, los adornos del riff y la sección rítmica van acorde con la ferocidad de la letra. También es digno de resaltar el tono y el vibrato de Halford, en especial cuando dice, en repetidas ocasiones, jawbreaker. De hecho, el último jawbreaker es para quebrar mandíbulas por como el vocalista sostiene la nota concluyente.
3. "Rock Hard Ride Free"
Definir el orden correcto del podio me resultó algo difícil, pues las tres canciones que quedan están para ser el ganador, así que la decisión se dio por cosas minúsculas. "Rock Hard Ride Free" es compositivamente hablando melódica, ya partiendo de la introducción. Lo mejor de este tema es como Downing y Tipton confabulan sus dos diferentes marcados estilos de interpretación, algo que ninguna dupla de guitarrista ha logrado a la perfección como ellos, incluso teniendo en cuenta nombres connotados. Esto lo digo sobre todo por el solo de guitarra, unas de las mejores twin guitars de la carrera de la banda. Adicional a ello, el estribillo es un arena rock tan bien elaborado, que te infecta el oído al instante.
2. "Freewheel Burning"
"Freewheel Burning" es un inicio brutal, rápido y grotesco, y que mejor que tratar sobre la velocidad en un speed metal. Al ser la pista de apertura, es como un hachazo directo al cráneo y marca el primer paso del particular sonido del álbum. Un factor importante es la dicción de Halford, en especial en el trabalenguas que figura antes y después del solo de guitarra. Y para que hablar de este último, es minucioso y técnico, más aún cuando aparece esa dualidad y termina con un astuto quiebre que te vuela la cabeza. En concreto, "Freewheel Burning" es una de las mejores pistas iniciales de Judas Priest.
1. "The Sentinel"
Defenders of the Faith demuestra uno de los mejores trabajos de guitarra de la banda y la prueba queda a la vista con "The Sentinel". A diferencia de "Rock Hard Ride Free", en que las twin guitars surcan una ruta más melódica, acá esa misma ruta es pedregosa, por lo que los pasos son más estudiados y analíticos. De hecho, en ningún momento la calidad de las guitarras decae, ya sea en la introducción, versos y estribillo. El puente, en donde Halford nos relata con ahínco la historia del centinela, es una adición bastante interesante y le añade una visión más abierta. Además de una letra que cuenta la historia de un ser vengativo, la posiciona como una de las mejores composiciones de la banda.
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