PMRC: Cuando el conservadurismo quiso censurar el heavy metal
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Crónicas

PMRC: Cuando el conservadurismo quiso censurar el heavy metal



En 1985, ocurrió un hecho que pasó a la historia del heavy metal, cuando la organización conservadora Parents Music Resourse Center (PMRC) quiso censurar y restringir el contenido lírico de determinadas canciones. Entre una de sus acciones estaba la lista de las Filthy Fifteen, quinces canciones de la industria que debían ser censuradas. De ellas, había nueve canciones ligadas a artistas de hard rock y heavy metal. ¿Qué ocurrió? Acá te lo cuento.


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Portada de Venom – «Possessed » (1985)

La musicología es un estudio que abarca varios aspectos de la música; por ejemplo, está el análisis de la música desde la perspectiva como industria, dígase sellos discográficos, giras de conciertos, espectáculos masivos, la evolución de los formatos de almacenamiento, etc. Dentro de esta categoría, está el área que a mi me fascina, pues existe un estudio más específico: el impacto de los géneros musicales en la industria y en el consciente popular. Un tema que ha sido analizado hasta por algunos sociólogos. El heavy metal, como subgénero del rock y luego como género musical por derecho propio, posee en su historia hechos que marcaron un antes y un después. Está el caso del US Festival de 1983, cuando el día del heavy metal aplastó al del new wave (su principal contrincante para entonces) y se estableció como un subgénero popular y vendible para el resto de la década. O también está el caso de Metal Health de Quiet Riot, el primer álbum de heavy metal en llegar al primer lugar en la lista de álbumes de la revista Billboard, también ocurrido en 1983. Sin embargo, esta popularidad ferviente y creciente provocó en las mentes cerradas del conservadurismo estadounidense un descalabro tan fuerte, que en 1985 derivó en la creación del Parents Music Resourse Center (PMRC), en español, el Centro de Recursos Musicales de Padres.

La organización fue fundada por Tipper Gore, Susan Baker, Pam Howar y Sally Nevius, esposas de políticos ligados al partido Republicano que tenían influencias en el gobierno del área de Washington. Estas cuatro mujeres se autoimpusieron cuidar el bienestar de los niños, cuyos oídos, según ellas, estaban expuestos a la violencia de la música, traducida en canciones obscenas o portadas de discos repulsivas. En resumidas cuentas, su finalidad era hacer visible la violencia de las canciones, aumentar la protección parental y obligar a los sellos discográficos a colocar pegatinas en las portadas de los álbumes para informarles a los padres lo que sus hijos escuchaban. Como prueba de la exposición indebida, gran de parte de los ejemplos presentados tenían relación con el metal. Entre ellos, expusieron las portadas de Pyromania de Def Leppard, W.O.W. de Wendy O. Williams y W.A.S.P. de W.A.S.P., y citaron los videos musicales de «Hot For Teacher» de Van Halen, «Looks That Kill» de Mötley Crüe, «We’re Not Gonna Take It» de Twisted Sister y «Rock You Like a Hurricane» de Scorpions. Entre las tantas acciones realizadas por las apodadas «esposas de Washington» estaba la creación de Filthy Fifteen (las quince asquerosas), una lista de quince canciones que, según ellas, trataban temas obscenos y debían ser censuradas. De ellas, nueve pertenecían a artistas de hard rock o heavy metal y es aquí donde entra este análisis.

1. Judas Priest – «Eat Me Alive»

«Eat Me Alive» es la sexta canción de Defenders of the Faith de 1984. La PMRC la incluyó en su categoría de sexo y violencia, pues relataría una felación a punta de pistola, evidenciable en el cuarto verso: «Frenesí desgarrador, que deshace cada nudo, voy a forzarte a punta de pistola para que me comas vivo». En una entrevista a la revista Creem, Rob Halford comentó que K.K. Downing y Glenn Tipton le presentaron la música en una noche mientras estaban grabando el disco y, tras emborracharse, escribieron la letra. Como si fuese una escena de la película ¿Qué pasó ayer?, Halford señaló que al día siguiente, con resaca, se sorprendieron de lo que escribieron pero aún así mantuvieron la letra. Él señaló: «¡Nosotros mismos los censuramos! Lo hicimos muy irónico, una auténtica parodia, una parodia total». De hecho, en la gira promocional llamada Metal Conqueror Tour, «Eat Me Alive» fue la única canción del disco que no tocaron en vivo y recién pudimos presenciarla en directo en 2008, cuando la añadieron en el tour de Nostradamus.

2. Mötley Crüe – «Bastard»

«Bastard» es la cuarta canción de Shout at the Devil de 1983. PMRC señaló que su letra trataba sobre la violencia expuesta en un lenguaje para nada ortodoxo. En efecto, la letra no tiene nada que ocultar, no es solapada ni metafórica, porque va directo al hueso, pues su estribillo dice: «Bastardo, considera a ese bastardo muerto». Si a eso le agregamos frases como «¡hazlo rápido! quítale la cabeza», «tengo tu cuello en la soga» o «no me vas a joder», era suficiente para incluirla. Mick Mars señaló posteriormente que su letra no era un llamado a la violencia, sino que la escribieron a «cierta persona con la que solíamos trabajar y que sentíamos que nos había apuñalado por la espalda». Entonces, se justifica la letra ¿o no?

3. AC/DC – «Let Me Put My Love Into You»

«Let Me Put My Love Into You» es la quinta canción de Back in Black de 1980. La PMRC la posicionó en la categoría de sexo, pero debo reconocer que cualquier canción de AC/DC caería en esa calificación. Acá no hay espacio para la idealización, pues la letra es abiertamente sexual, es decir, «déjame poner mi amor en ti, nena» es ir al grano. Su inclusión en esta lista se debió principalmente a la parte de: «No te esfuerces, no pelees, no te preocupes, porque es tu turno esta noche», que, desde la percepción de la asociación, sugiere una violación.

4. Twisted Sister – «We’re Not Gonna Take It»

«We’re Not Gonna Take It» es la segunda canción de Stay Hungry de 1984, considerada por la PMRC como violenta. Esta es la única de las canciones de la lista que tuvo una defensa directa, ya que Dee Snider expresó su visión en la corte diciendo: «Notarás por la letra que tienes ante ti, que no hay absolutamente ningún tipo de violencia, ya sea cantada o implícita en ninguna parte de la canción. Ahora, me sorprende que el PMRC haya confundido nuestra presentación en video con esta canción, con la canción con la letra, con el significado de la letra». En efecto, su video musical parodia, con personas reales, las vivencias de la serie animada El Coyote y el Correcaminos. ¿Eso fue suficiente para considerarla de violenta? Al parecer, sí. Lo curioso de esta canción es que, según Snider, nunca se menciona un sujeto (dígase padres, jefes, profesores, políticos, etc.), por lo que nadie podría verse violentado.

5. W.A.S.P. – «Animal (F**k Like a Beast)»

En primera instancia, se pensó incluir a «Animal (F**k Like a Beast)» como la pista inicial de W.A.S.P. de 1984. No obstante, se rechazó esa idea y salió al mercado como sencillo en Europa, pero no por el sello Capitol, quien se anticipó al cartel de censura, sino por la independiente Music for Nations. La PMRC le dio la calificación más alta, ya que la incluyó en las categorías de sexo, lenguaje ofensivo y violencia. En 1997, Blackie Lawless comentó que su letra está inspirada en una fotografía de un león y una leona copulando, que vio en un suplemento de National Geographic. Bueno, no hay como defender la letra, porque de las incluidas aquí es la más explícita. Si a eso le sumas la portada del sencillo, una fotografía en primer plano de una bragueta de armar con una sierra en ella, creo que hasta el mejor abogado cuestionaría defenderla.

6. Def Leppard – «High ‘n’ Dry (Saturday Night)»

«High ‘n’ Dry (Saturday Night)» es la tercera canción de High ‘n’ Dry de 1981. La PMRC la incluyó en la categoría de consumo de drogas y alcohol. Acá de nuevo el concepto de letra solapada no existe, porque el estribillo dice claro: «Sábado por la noche, drogado y seco». Años más tarde, Joe Elliot señaló que sí tenía una naturaleza alcohólica, ya que durante su grabación, el productor Robert «Mutt» Lange quería convertirlo en un «bastardo bebedor de cerveza», algo que, según el cantante, nunca ocurrió.

7. Mercyful Fate – «Into the Coven»

«Into the Coven» es la tercera canción de Melissa de 1983. La PRMC la agregó en la categoría de ocultismo, así que la veo como una inclusión obvia, pues la letra trata abiertamente sobre un ritual satánico y no tiene pretensiones de sugerencia. Sobre su inclusión y la lista en sí, King Diamond señaló en una entrevista a Rolling Stone: «Pensamos que debían estar muy aburridos para tener tiempo para esto ( …) La forma en que vieron esas canciones decía más sobre ellos que sobre nosotros: tenían mentes realmente pervertidas».

8. Black Sabbath – «Trashed»

«Trashed» es la canción inicial de Born Again de 1983. La PMRC la incluyó dentro de la categoría de consumo de drogas y alcohol. De hecho, la letra está basada en una historia real sobre alcohol, pues Ian Gillan sacó sin permiso el automóvil de Bill Ward y lo chocó en los terrenos circundantes del estudio The Manor en Inglaterra. Podría considerarse una jugarreta, pero el problema fue que Gillan estaba ebrio y, tras volcarse, estuvo a centrímetros de caer en una piscina. Aunque Ward no lo encontró para nada divertido, Gillan dejó constancia del hecho, en especial cuando dice: «Oh, Sr. Milagro me salvaste de un dolor. Le doy las gracias Sr. Milagro, no volveré a ser destrozado». Estuvo cerca, señor Gillan.

9. Venom – «Possessed»

«Possessed» es la sexta canción de Possessed de 1985, por ende, era la más reciente de las pistas publicadas para entonces. Al igual que con la Mercyful Fate, la PMRC la tildó de ocultismo. Aunque su letra la calificaron de satanista, ya que relata la historia de un hombre poseído por el diablo, en una entrevista a Kerrang!, Cronos señaló que no practicaba el satanismo, ni la brujería ni el ocultismo. Años después, sobre la lista, Cronos comentó en Newsweek: «Cuando descubrí que eran reales, no pude entender cómo personas supuestamente inteligentes podían ser tan ignorantes. Por supuesto, el rock and roll tiene todos los temas que lo acusaban de tener. ¡Es rock and roll! Se supone que es duro y vanguardista».

Ahora bien, ¿qué consiguió todo esto y qué pasó con la PMRC? En primer lugar, en agosto de 1985, diecinueve sellos discográficos acordaron voluntariamente añadir la etiqueta denominada Parental Guidance: Explicit Lyrics (Orientación pariental: letras explícitas) a las portadas de los álbumes, para advertir a los consumidores sobre el contenido lírico explícito. Por su parte, antes de que eso se concluyera, para el 19 septiembre de 1985 se realizó una audiencia en donde representantes del PMRC, los músicos Dee Snider, Frank Zappa y John Denver, y los senadores Paula Hawkins, Al Gore y otros, testificaron ante el Comité Senatorial de Comercio, Ciencia y Transporte. El asunto se denominó «el tema del contenido de ciertas grabaciones de sonido y sugerencias de que los paquetes de grabación sean etiquetados para advertir a los posibles compradores de contenido sexualmente explícito u otro contenido potencialmente ofensivo». En resumen, PMRC y sus representantes querían añadir la etiqueta calificada con letras, dependiendo del contenido, mientras que los retractores se opusieron ya que violaba la libertad. Entre lo más recordado de esa audiencia estaba la férrea defensa de Snider, ya que expuso con calma los contras de la censura vestido con su clásico atuendo roquero, lo que generó miradas en menos por parte de los presentes. Pero antes de que llegara una resolución, la Asociación de la Industria Discográfica de Estados Unidos (RIAA, por sus siglas en inglés) decidió añadir la etiqueta Parental Advisory a los álbumes, pero la decisión de incluirla quedó en manos de los propios sellos discográficos y no de una organización externa como PMRC.

Aunque hubo rumores de que las grandes cadenas de distribución, como Wal-Mart, mostraron desinterés en vender álbumes con dicha etiqueta o que algunas tiendas locales solo venderían discos a adultos, la propuesta de censura y la etiqueta en sí provocó lo contrario. Siempre que se quiere imponer una censura a algo, deriva en lo que tradicionalmente se llama efecto Streisand. Es decir, la postura de cancelación por parte de la PMRC generó más expectación popular, pues el público estuvo más propensa a comprar álbumes con la etiqueta, con el fin de conocer en detalles el porqué tenía la pegatina, lo que aumentó las ventas de determinados álbumes y artistas, mayormente concretados en el mercado minorista estadounidense. Las canciones presentadas en la lista de las quince asquerosas no fueron canceladas ni censuradas, sino que lograron más atención. A su vez, varias bandas, a modo de crítica, incluyeron en sus posteriores canciones o en las portadas de discos alusiones contra la PMRC, entre ellas estaba Judas Priest, NOFX, Danzig, Megadeth, Metallica y Flotsam and Jetsam. A pesar de que la organización contaba ya con veintidós representantes, finalmente cerró a mediados de los años noventa. ¿Cuál es la lección entonces? Bueno, si quieres censurar algo que no te agrada, piénsalo dos veces, no te vaya a pasar lo mismo que las «esposas de Washington».

Colaborador de El Cuartel del Metal desde Chile. Responsable de reseñas de discos.

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