Crónicas
Draconian en Chile: dulce escape a la angustia

El debut de Draconian en Chile no se veía algo fácil de realizar. Una banda que, con un Death Doom Metal icónico, y casi treinta años de carrera, cosecha fieles fans en el país y alrededor del continente, por fin, pisaba estas tierras. Y vaya que fue como correspondía: un sold out colgado afuera del club Chocolate, con un marco de público digno de destacar, dio el paso a un show emocionante. Vamos, a lo que vinimos.
Poleras negras y pelos multicolor adornaban las afueras del recinto, que fue abarrotado desde temprano para presenciar el opening act: Poema Arcanus. Unas leyendas nacionales del estilo, que sonaron (como siempre) afilados, pesados y con una nitidez que, por increíble que parezca, casi hace sonreír a los presentes. Lo bonito de este teloneo, es que se nota que varios de los presentes corearon todo el set; es decir, iban por ambas bandas. ‘Elixir’, ‘The Crawling Mirror’ y ‘Desintegración’ se dieron cita en una noche redonda. Igual hay que felicitar a la productora en este apartado, porque hay veces que ponen a cualquiera a abrir el show, y no al indicado. Poquito más de media hora para una banda que lleva décadas arrastrándonos a una noche eterna llena de oscuridad que recién estaba comenzando.
Draconian: en una forma impresionante
Con una copa de vino, Anders Jacobsson sube al escenario al igual que sus compañeros para hacer la prueba de sus micrófonos e instrumentos ellos mismos (¡!), algo que se aplaude porque no todos los días se ve algo así. Humildad, por sobre todo. Y así, con luces hipnotizantes, se da inicio a un concierto épico con ‘The Sacrificial Flame’ y ‘Lustrous Heart’. Más allá de que Lisa, la más vitoreada de la jornada, no tuviera retorno, se nota que se la jugó durante todo el set. Además, le dio la mano a muchos asistentes en las primeras filas, generando un lazo que enternecía de tan solo mirar ese gesto.
Cercanía. Esta palabra resume bastante todo lo de anoche, en un set de más de dos horas que supo recorrer todos los años del grupo con tracks como ‘Sleepwalkers’, ‘Sorrow of Sophia’ y ‘The Cry of Silence’. Acá una curiosidad: Niklas Nord, el "nuevo" de la banda, se vio incluso llevando la batuta por algunos momentos. Johan Ericson, por su parte, en el otro extremo del stage, hizo magia con sus solos atmosféricos que marcan el sello de la banda. La base rítmica con Daniel y Jerry también es destacable, puesto que no se escuchó ningún yerro durante todo lo que duró el espectáculo. Para qué hablar de Anders y sus voces guturales, cuyo contraste con Johansson se vuelve de lo más agradable para los oídos de los presentes. Eargasm, dirían por ahí.
Un show de poco más de 120 minutos que terminó con ‘Death, Come Near Me’ y la tremenda ‘Bloodflower’ (con algunos asistentes que ya se habían ido, qué pena por ellos) y un aplauso ensordecedor. Así se hace un estreno en el continente.
Siempre se dice que algunos artistas solo vienen a hacer la pega y listo. Y en cierto modo, tienen mucha razón, si al final, así se ganan los porotos. Sin embargo, el quinteto logró plasmar frente al respetable que el Metal es mucho más que eso. Un concierto lleno de matices y alegría (a su estilo) que coronaron una noche mágica que, a través del sufrimiento musical y lírico, se convirtió en el más dulce escape a una angustia que parecía interminable.
Samuel Víctor Acevedo
Fotos por Francisco Aguilar

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