CD Review
Reseña: Alice Cooper – "Road" (2023)
El álbum "Road" de Alice Cooper, el número 29 de su carrera, abraza sonidos clásicos de rock y hard rock que evocan sus inicios. El álbum mantiene una sensación fresca y natural, capturando la esencia de las presentaciones en vivo. Las vocales imperturbables de Cooper y toques instrumentales de su pasado lo hacen reminiscente de los discos de los años 70. A pesar de posibles canciones de relleno, su equilibrio entre nostalgia y calidad moderna hace de "Road" uno de los discos destacados del año entre artistas clásicos.
Cuando uno repasa la carrera de Alice Cooper, no queda duda de que su interés es estar siempre vigente con nueva música. Una persistencia tan propia de los artistas de los sesenta como The Rolling Stones o Status Quo por ejemplo. En general, sorprende y se agradece de que, sin tener la necesidad monetaria, graben discos como locos y de buena calidad. Volviendo al estadounidense, este 2023 nos entrega su vigésimo noveno álbum de estudio, contando desde su debut en 1969. En la antesala de Road, Cooper señaló que iba a buscar ese sonido grabado a la antigua con todos los músicos tocando en vivo las canciones en el estudio de grabación y evitar las sobregrabaciones (overdubbings en inglés), método que siempre ha funcionado, cuando se hace bien. Pero la pregunta que me generó era si con esa búsqueda por lo clásico, ¿se reflejaría también en la composición? Así que echémosle un vistazo auditivo a Road.
El álbum parte con una clase de autoanálisis del señor Vincent Damon Furnier para presentarnos a su alter ego en "I’m Alice"; la frase "así que déjame presentarte a un amigo mío" es la evidencia absoluta. Esto del viejo amigo, también se transmite en la música, porque desde la pista inicial pasando por "Welcome to the Show" y "All Over the World", el sonido se mueve hacia lo clásico, hacia el rock y el hard rock de la vieja escuela, hacia el Alice Cooper cuando aún era una banda. Un movimiento entretenido, no repetitivo ni tampoco una mala copia de sus clásicos. "Dead Don’t Dance" no mantiene en vilo esta sonoridad, pero hay algo en ella que lo corre un poco hacia lo alternativo. Como invitado figura Kane Roberts, su otrora guitarrista en Constrictor y Raise Your Fist and Yell, el que se parece a Rambo ¿recuerdan? Después de la setentera "Go Away", otro invitado entra a escena en "White Line Frankenstein", Tom Morello. Su típica interpretación hace que se sienta como una pista noventera. Sobre el solo, no hay mucho que decir, ya es conocida la técnica de Morello: un paseo entre el funk, metal y punk.
"Big Boots" es entretenida con ese aire setentero, mientras que "Rules of the Road" lo es pero es más cincuentero. En ambos casos el estribillo te atrapa por un instante. "The Big Goodbye", en contraposición, se va por el camino del heavy metal, la única pista que recorre esa tangente en el disco. "Road Rats Forever", como oí a Alice comentar, trata sobre los roadies, o pipas como quieras llamarlo, esas personas encargadas de armar el concierto. Una melodía muy estadounidense. "Baby Please Don’t Go" es la baladita acústica muy de banda sonora de una película, que no esperaba en realidad. Para mí, es innecesaria, pero entiendo que de vez en cuando su balada es una inclusión comercial para sonar en las radios AOR. "100 More Miles" es una canción lenta y oscura similar al Alice de los setenta, muy de la onda vodevil. El álbum termina con "Magic Bus", una versión de The Who, que la encontré apropiada para este concepto de vivir en las giras.
Como lo dijo Alice Cooper, Road puede ser tratado como un álbum conceptual en el sentido de que las canciones siguen una ruta en común, contarnos de manera alegre los periplos de los conciertos y el constante de aquí para allá de los músicos en las giras. Sonoramente es un disco fresco y natural, sin demasiada pulidez en la producción, a la antigua a grandes rasgos. La voz de Cooper suena como si la edad no lo afectara, al cerrar lo ojos se siente como si fuese un disco grabado en los setenta, incluso las intromisiones del piano y la trompeta son gratos recuerdos a sus discos de esa época. Si bien puede haber uno que otro relleno, debido a la extensión del álbum, las trece canciones son livianas y no aburren. Road, al menos de los álbumes que he revisado este año, es uno de los más entretenidos. Me entusiasma que los artistas clásicos recurran a sus estrategias de composición y producción de antaño y Road es ese punto de equilibrio entre la búsqueda por lo típico y la calidad sonora moderna. Lo postulo para ser uno de los mejores del año, en cuanto a artistas clásicos se refiere.
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