Hoy, en pleno siglo XXI, sería de locos no decir que la argentina Soda Stereo es la agrupación más popular de Latinoamérica. Dudo que no exista algún latino que no haya escuchado al menos una de sus canciones, independiente si eres roquero, metalero o popero. Pero antes de que este trío alcanzara el éxito, había que iniciarlo. Para contextualizar, Argentina tenía que salir adelante después de la derrota que significó la Guerra de las Malvinas (1982) y la música siempre es una de las piezas fundamentales para ello. La industria musical argentina tenía que hacer algo, porque ¿cómo se te va a ocurrir escuchar música británica después de lo ocurrido? Pues bien, una corriente que nació para responder esa cuestión era la llamada Música divertida, conformada por agrupaciones nacionales que tenían que subir el ánimo a la sociedad con temas entretenidos y joviales. Podrías apostar por el rock and roll o el rockabilly, por ser subgéneros bailables, pero la moda de entonces era el new wave y el pop rock, así que grupos como Men at Work, B-52’s o The Police eran el plano a seguir. Sabiendo eso, Soda se reunió con Federico Moura de Virus, uno de los referentes del new wave latino, y sacaron al mercado su debut, Soda Stereo en 1984.
Ya a partir de la inicial «¿Por qué no puedo ser del jet set?», el álbum sigue un mismo lineamiento musical: ritmos bailables de new wave y ska con letras sarcásticas y humorísticas. Esta, en particular, es una crítica a la alta sociedad y a la prensa amarilla; la frase «lo que para arriba es excéntrico, para abajo es ridiculez» es el anillo al dedo a esta sátira. Lo mismo pasa con «Te hacen falta vitaminas», un tema que solo busca entretener, sin tener una profundidad lírica detrás. Y así es principalmente todo el disco: «Dietético» (que me recuerda mucho al humor de Devo), «Tele-Ka», «El tiempo en dinero» y «Mi novia tiene bíceps». Por su parte, aunque sigue el mismo estilo, «Ni un segundo» y «Afrodisíacos» pasan sin pena ni gloria.
A pesar de aquello, hay algunas pistas que resaltan porque, en cierto modo, toman otra ruta. «Sobredosis de T.V.» posee un ritmo más serio, una especie de primer ejemplo del estilo que Cerati sacaría provecho en los siguientes dos discos. «Un misil en mi placard», más apegado al reggae y al pop rock, y con una letra sarcástica sobre un consolador, también funge como el esquema compositivo de Cerati sobre el doble sentido, con la sensualidad y la sexualidad escondida sutilmente. Pero la joya del álbum no es una composición del trío, sino la versión de Daniel Melero, «Trátame suavemente». Una balada pop que desentona con el resto del álbum, pero está tan bien hecha que da lo mismo. Esta es la primera prueba de que Soda podía hacer otra cosa más que entretener.
Soda Stereo es un debut entretenido, humorístico, jovial, sarcástico, irónico, con canciones destinadas a la discoteca de la época. Aunque a las letras les falta profundidad (porque no dicen nada), da lo mismo, puesto que la intención era solo entretener nomás. Eso sí, destaco la capacidad de hacer estribillos que te enganchan a la primera. Musicalmente es dancístico, con ritmos de new wave, pop rock y ska que te hacen mover los pies. La producción de Moura es exquisita, los instrumentos suenan claros, en especial el bajo, que muchas veces se oculta detrás de la batería y la guitarra. Un buen debut, pero nada que no se haya escucho antes, sobre todo en la misma Argentina (Virus ya hacía ese mismo estilo desde 1981), pero a pesar de eso, si buscas entretenerte un rato con algo en español, Soda Stereo es una buena opción.

