¡LIZZY BORDEN DESATA EL CAOS EN EL ESCENARIO DEL TITANS OF METAL!

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Por Marco Galván | Lizzie Borden (1860-1927) fue una mujer de Fall River, Massachusetts, quien en el año 1892 asesinó con un hacha a su padre y a su madrastra. El caso causó revuelo en Estados Unidos y se mantuvo como parte del folclore estadounidense.

La banda Lizzy Borden, formada en 1983, fue parte del compilado de la disquera independiente Metal Blade Metal Massacre IV con la canción Rod Iron, lo que les aseguró un contrato discográfico con el sello de Brian Slagel, relación que se ha mantenido constante hasta el día de hoy y ha generado siete discos de estudio, varios EPs y múltiples sencillos.

Doce años después de su última presentación en el Revolution Fest en Guadalajara, Lizzy Borden volvió con energías renovadas y algunos cambios en su alineación el primero de marzo en el Titans of Metal en Ciudad de México, ante un soleado día en el Parque Bicentenario. Dario Lorina dejó la banda para unirse a Zakk Wylde en Black Label Society, y Marten Andersson partió con su bajo para integrarse a la banda de Lita Ford. Esta vez, el grupo se presentó con cuatro miembros, incluyendo como sustituto en el bajo a Colton Seaver, quien asemeja perfectamente a un clon de Nikki Sixx en sus años de gloria.

Siendo el tercero en la lista del festival, después de Leather Leone e Infected Rain, el público esperaba expectante a pesar del fuerte sol, casi rayando las tres de la tarde.

Se sube la manta con el rostro de Lizzy, y cuatro par cañones se posicionan en el escenario: dos a los costados y dos tapando la batería. Se ve a Lizzy en el costado derecho del escenario, impaciente y listo para hacer su entrada triunfal con su clásico Horror Show.

Es evidente que algo anda mal mientras transcurre el tiempo. Un equipo de técnicos de sonido y staff corre frenéticamente por el escenario, desconectando cables y revisando conexiones. La banda, desesperada, habla con el stage manager, quien les comenta que su tiempo es limitado y que deben reducir su setlist. Sin otra opción, la banda molesta decide eliminar tres canciones de su ya de por sí corto repertorio para el festival: My Midnight Things, de su último álbum; Love Kills; y el clásico imperdible que esta vez fue omitido, Eyes of a Stranger.

Lizzy, molesto, grita FUCK OFF!! e instruye a su equipo que no habrá intro, solo monitores, y que irán directo a la vieja escuela.

El show comienza con Notorious, un track enérgico en el que Lizzy Borden luce una máscara de tres caras y unas hombreras con picos enormes. Durante el solo, AC Alexander en la guitarra hace un trabajo excepcional. Es importante notar que, ahora que son cuatro, él debe encargarse de la labor de dos guitarristas, algo que ejecuta a la perfección. Lizzy aprovecha este momento para hacer un cambio de vestuario y regresar con una pechera y una capa roja.

La energía desbordante no cesa, y la siguiente canción es Terror Rising, seguida por la clásica Master of Disguise, que Lizzy porta con honor. El vocalista regresa al escenario con una túnica oscura y una nueva máscara. Casi de inmediato, suena el beat abridor de American Metal, y Lizzy aparece envuelto en la bandera estadounidense. A la mitad de la canción, abre sus brazos heroicamente para mostrar la bandera de EE. UU. en su mano derecha y la bandera mexicana en la izquierda, causando gritos de emoción mientras un mar de pelotas y globos se lanzan al público.

Lizzy regresa con un hacha, una máscara de cráneo y ropa blanca manchada de sangre. Una chica pelirroja, gótica y hermosa aparece en el escenario solo para ser "asesinada" por el vocalista con una mordida en el cuello. La sangre escurre mientras un misterioso enmascarado la recoge, dando paso a la canción There Will Be Blood. En el intermedio, Lizzy baja del escenario para embadurnar de "sangre" a la primera fila de asistentes, quienes, sonrientes, exhiben sus rostros ensangrentados.

La siguiente canción es el clásico Me Against the World. Para cerrar, a la carrera, se escucha el inicio de Pet Sematary, cover de los Ramones. AC Alexander aparece con una máscara de luchador mientras el público corea cada estrofa. Al finalizar, la banda se despide rápidamente mientras los roadies y el staff desmontan frenéticamente el escenario para preparar el equipo de Six Feet Under. Un show corto, conciso, pero como siempre, lleno de energía y sangrienta diversión.