Tras su reunión en 1999, Stryper se ha mantenido fiel a su mensaje cristiano. Sin embargo, desde que volvió con el disco Reborn en 2005, ese sermón se ha intensificado gracias a su nuevo sonido, mucho más metalero que en su era dorada. Y en realidad, tampoco se ha quedado tanto en el pasado, pues desde ese disco la publicación de nuevo material ha sido constante, más aún desde el 2018, porque cada dos años aparece un nuevo álbum. En este ocasión, y manteniendo la tónica, el cuarteto liderado por los hermanos Sweet vuelve con la biblia bajo el brazo con When We Were Kings.
Los primeros segundos de «End of Days» son brutales, pon atención al riff y al efecto de golpe profundo que tiene ese tramo y te darás cuenta que le dieron un valor extra a la sencillez. De ahí la canción se apega al metal ochentero, incluso, hasta con rasgos de power metal. El solo es para oírlo más de una vez. «Unforgivable», «When We Were Kings» y «Loves Symphony» son pistas de hard rock ochentero, de medio tiempo, con buenas voces en el estribillo y cierta dosis de AOR. En la primera, destaco el riff permanente y constante, tanto en los versos como en el estribillo, porque es muy de la vieja escuela, y esa escuela siempre gusta. «Betrayed by Love» es una balada un tanto lacrimosa, en que los arreglos de la guitarra (el riff distorsionado, la acústica y los pequeños adornos antes del solo) y el teclado (esa floritura que hay en el estribillo es tan brillante y sutil) terminan siendo agradables para quien quiera andar por el sendero del regocijo post traición.
Volviendo a la idea del tema inicial está «Trinity», la cual presenta al Stryper agresivo y duro; cuando se pone en ese estado les resulta muy bien. «Rhyme of Time» es otro hard rock con su momento adult oriented rock de por medio. A pesar de que puede considerarse algo plana o con menos cariño, igual recomiendo ponerle oído. En «Raptured» me sorprendió el riff principal, un tanto funky, alternativo, diría incluso que hasta noventero. Pero de ahí en adelante, no me convenció del todo. «Grateful» es de ese tipo de canciones que, si conoces bien a la banda, no deben faltar en sus discos. Es como un himno coral para una capilla y que les asienta bien a sus seguidores cristianos más fervientes. Pero por mi parte, obtiene un «meeeh». «Divided by Design» es una pista con momentos pesados, particularmente en el tramo del solo. En cambio la última, «Imperfect World», agrada mucho más, es más furiosa, pero a la vez nostálgica, recuera mucho a la banda en sus primeros discos.
When We Were Kings es un buen álbum y, tras oírlo una vez, dan ganas de volver a escucharlo. Lo mejor de todo esto, es que nuevamente Stryper demuestra que, de toda la escena del hard rock y heavy metal estadounidense de los ochenta (bueno, en concreto del metal cristiano), ellos son unos de los pocos grupos que han envejecido con gallardía, al punto de que puede compararse con un vino añejado. Aspectos como la excelente calidad vocal de Michael Sweet (se nota que el tipo se cuida), la producción, el sonido de los instrumentos y las melodías con puntos favorables. En concreto, When We Were Kings es una buena continuación de los últimos trabajos de la banda. Recomendado para los oyentes casuales y seguidores del hard rock ochentero, pero más aún para los seguidores de Stryper, pues es otro versículo bien escrito de su propia biblia.

