Crónicas
US Festival 1983: 40 años de la victoria del heavy metal
El 29 de mayo de 1983 se llevó a cabo el "día del heavy metal" en el US Festival, un evento histórico que reunió a siete importantes bandas de este género. A pesar de las críticas y la polémica, el heavy metal se destacó y marcó un hito en la música, consolidándose como un género exitoso y talentoso en los años siguientes.

dentro de la musicología del heavy metal hay fechas que trascendieron en la historia y el 29 de mayo de 1983 la considero como una de las más importantes, porque fue el día que se llevó a cabo el llamado "día del heavy metal" dentro del US Festival. En 1983, el evento nacido de la mente de Steve Wozniak, iba por su segunda edición y para hacerlo aún más grande que su versión inicial de 1982, el equipo de "Woz" optó por agrandar aún más el escenario, mejoró las estructuras de sonido e iluminación, y convocó a algunos de los más importantes nombres de la industria por entonces, a tal punto que no escatimó en gastos. Lo más acertado fue que dividieron el festival en cuatro días, cada uno enfocado en un estilo musical: el primero de new wave, el segundo de heavy metal, el tercero de rock y el cuarto de country.
La noticia de que iba haber un día dedicado solo a bandas de heavy metal provocó la molestia de la comunidad cercana y de algunos de los patrocinadores como 7 Up, Datsun, Atari e incluso Apple, quienes al final se bajaron del evento. La preocupación, tal vez prejuiciosa e infundada, estaba enfocada principalmente en los fanáticos que convocaba este género, los cuales fueron calificados de conflictivos y violentos. Pero la decisión estaba tomada y siete bandas fueron llamadas para tomar el control de una calurosa jornada otoñal en el parque regional Glen Helen en San Bernardino (California). Un domingo 29 de mayo de 1983, hace cuarenta años, el heavy metal puso al new wave en su lugar y se alzó con la victoria.
Quiet Riot
Los encargados de abrir el espectáculo fueron, los entre comillas, novatos Quiet Riot, quienes llegaron al evento por un tema de suerte. Originalmente estaba previsto de que John Cougar partiera la jornada, pero la productora lo cambió para el día del rock, un movimiento obviamente acertado. Por eso, a último momento llamaron a este cuarteto estadounidense que un mes antes había debutado en los Estados Unidos con Metal Health. Y digo debut porque sus dos primeros discos solo se editaron en Japón. La banda tuvo una breve presentación de solo nueve canciones, todas del disco Metal Health, pero dieron todo y terminaron conquistando al público.
Mötley Crüe
Estando en estado de California, como no invitar a una banda local y la elección fue la angelina Mötley Crüe. Los precursores del glam metal tenían solo un disco publicado para entonces, Too Fast for Love de 1981. La banda tenía una reputación en los bares y discotecas del Sunset Strip de Los Ángeles y no era un acto con trayectoria fuera de California, salvo unas fechas en Canadá en 1981. Por ello, este concierto significó un antes y un después en su carrera. Al igual que sus coterráneos Quiet Riot, su presentación contó de nueve canciones; cuatro de su álbum debut y cinco del futuro Shout at the Devil, que recién salió al mercado en septiembre de 1983. Considerando el listado de canciones, fue una aventura arriesgada tocar temas que no aún sonaban en las radios. A diferencia de Quiet Riot, su espectáculo fue un tanto regular, con un Vince Neil demostrando desde un principio su carencia como vocalista en vivo, pero lo de rockstar no se lo quita nadie.
Ozzy Osbourne
Con esta presentación, el príncipe de las tinieblas terminó su gira Speak of the Devil, tal vez la más compleja de su carrera, porque tenía que seguir después del fatídico accidente de su guitarrista Randy Rhoads. Para entonces, aún no editaba Bark at the Moon, pero en sus filas ya se encontraba el guitarrista Jake E. Lee. Osbourne siempre ha sido querido en los Estados Unidos y eso se vio por la eufórica reacción del público. Su lista de canciones se enfocó obviamente en Blizzard of Oz de 1980 y en Diary of a Madman de 1981, pero hubo espacio para recordar sus tiempos con Black Sabbath en las últimas cuatro pistas de su presentación. Ozzy era el artista que iba a la segura, porque su trayectoria en el mercado estadounidense ya llevaba años, así que fue un número seguro para el festival.
Judas Priest
La última presentación estadounidense de la gira Screaming for Vengeance sirvió como la perfecta despedida con su público norteamericano hasta reencontrarse en 1984. Los británicos eran otro número artístico seguro, ya que desde finales de los setenta paulatinamente sus apariciones en los Estados Unidos iban al alza. Su show constó de canciones de la mayoría de sus discos de estudio, a excepción de Rocka Rolla (1974), Sin After Sin (1977) y Stained Class (1978), lo que se debió obviamente a los tiempos en un evento de este tipo. No obstante, a pesar del calor, la banda demostró sobre el escenario con creces el porqué se estaban ganando el apodo de Metal Gods.
Triumph
Los canadienses eran el grupo que menos reconocimiento internacional tenían, pero en los Estados Unidos era todo lo contrario, o algo así, y por eso su posición tan alta en la jornada. Digo algo así porque su éxito no era abrumador como si lo tenía Ozzy Osbourne o Judas Priest, pero al final se optó por ellos. Hasta entonces tenían seis álbumes de estudio publicados, pero su show de solo nueve canciones se centró principalmente en los discos Allied Forces de 1981 y Never Surrender de 1982. Este último era su único trabajo en tener una certificación discográfica en los Estados Unidos para entonces.
Scorpions
Los alemanes, al igual que Judas Priest, venían de menos a más en el mercado estadounidense y estaban en las suyas cuando se presentaron en el US Festival. Bajo el brazo tenían a Blackout, su primer álbum en tener un disco de oro en los Estados Unidos. Obviamente era el artista que más expectación generaba por el éxito que habían logrado el año anterior con su gira Blackout Tour. Su show se enfocó en la era del guitarrista Matthias Jabs, es decir, solo contó con canciones desde Lovedrive de 1979 hasta Blackout de 1982, salvo "He’s a Woman She’s a Man" de Taken by Force de 1977.
Van Halen
El nacionalismo y patriotismo que tiene la industria estadounidense siempre ha sido latente, y obviamente el líder de cartel tenía que ser una banda de ese país y que mejor representante que Van Halen. El cuarteto jugaba de local, y se dieron el gusto de tocar veinticuatro canciones, incluido uno de los mejores ejemplos del shred, "Eruption". La banda tocó canciones de sus cinco álbumes publicados para 1982, pero el poco profesionalismo y la actitud borracha de David Lee Roth terminó opacando lo que fue su último concierto de la gira Hide Your Sheep.
El "día del heavy metal" reunió a 330.000 personas, casi el doble de lo que hizo el del new wave, y fue el que puso el último ladrillo antes de que el género abriera las puertas por fin al público estadounidense, que si bien tenía conocimiento sobre él, aún era tímido para recibir con todo a estos "pelucones talentosos". Hubo hechos que fueron consecuencias directas o indirectamente relacionadas, como que luego de esto el álbum Metal Health de Quiet Riot llegó al número uno en la lista Billboard (el primer álbum de heavy metal en lograrlo), o que Mötley Crüe por fin pudo despegarse del Sunset Strip para romperla en los demás estados. Para las bandas consolidadas este evento impulsó aún más sus carreras por los Estados Unidos, por ejemplo Scorpions y Judas Priest tuvieron en la década de los ochenta un reconocimiento y éxito que nunca pudieron conseguir en los setenta o que Van Halen afianzó aún más sus créditos en su propio país. Sin embargo, el significado más importante del día del heavy metal fue que acabó con el apogeo del new wave y se alzó como uno de los géneros musicales más exitosos y vendedores, pero a la vez talentosos, que tuvo la industria durante el resto de los ochenta.

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