Crónicas
Crónica | Los monstruos también se proclaman Dioses
El público colombiano tuvo que esperar 43 años para poder tener este festival de rock de alto calibre en un estadio.
La pasión por el rock en Latinoamérica es innegable. La llegada de la primera edición del Monsters of Rock Colombia ha sido un éxito total para la industria. Gracias a la llegada de este festival, se pudo demostrar que Colombia puede y quiere seguir realizando festivales de talla mundial en sus estadios.
Resaltamos la gestión impecable de la promotora Páramo, quienes han demostrado al país su compromiso con la industria, trayendo shows de calidad con los mejores estándares de producción.
LOGÍSTICA A PRUEBA DE MONSTRUOS
No podemos desacreditar la labor logística de la promotora, estuvo a la altura. Mucho se ha hablado a lo largo de los años acerca del comportamiento estereotipado del público rockero, con calificativos denigrantes. Nada más alejado de la realidad. Hoy en día podemos decir sin titubear que el público rockero es el más educado, respetuoso y de buenos modales, en el mundo de los shows en vivo.
Para sorpresa de todo un país que esperaba ver una comunidad rockera poniendo a arder las calles de la ciudad, esto solo fue un desacierto del falso estereotipo que cada día se desdibuja más y más. El comportamiento del público fue de total unión, de alegría, con la añoranza y la nostalgia de poder hacer realidad el sueño de convertir a Bogotá en un referente mundial del rock.
Sumado al buen comportamiento de miles de caras pintadas con el diseño de maquillaje de Kiss, la logística del evento pudo responder por lo alto. Con agilidad en las filas, filtros seguros y puntos estratégicos bien ubicados, se supo mantener el orden de forma profesional y segura. El público agradece en redes sociales la agilidad y el cumplimiento con los horarios de los shows.
ANGRA: VELOCIDAD Y VIRTUOSISMO
Con un clima cálido, en una ciudad fría como lo es Bogotá, que se ubica en la cordillera de Los Andes, a 2600 mts de altura sobre el nivel del mar, fueron recibidos espectadores de toda Latinoamérica y cada rincón del país. Así es como Angra da apertura al festival. La frescura con la que Fabio Lione supo apoderarse del escenario, es propia de un profesional ante públicos exigentes.
Los brasileros, que tuvieron que cargar con el peso de ser la banda de apertura, que a demás reemplazaba a Saxon tras su salida del festival, supieron sortear el terreno y ganarse el respeto de los colombianos. Claramente, no fue tarea fácil, para muchos de los asistentes de la vieja guardia tomó un par de canciones para aceptar que los brasileros tenían todo para poder hacer parte del cartel de tan importante festival y poder dar inicio a la jornada frente a los primeros 30.000 asistentes que empezaban a copar los espacios del estadio El Campin.
La presentación de Angra fue satisfactoria, con un repaso por su discografía, permitieron al público escuchar piezas como Travelers of time o Angels cry mientras, en los entretiempos, Fabio interactuaba con el público en portuñol (coloquialmente una mezcla entre español y portugues). De esta manera Angra fue capaz de poner a saltar a su público y brindarles un cierre glorioso con Carry On y Nova Era.
HELLOWEEN: EL ÁGUILA VOLVIÓ A VOLAR LIBRE SOBRE BOGOTÁ
Helloween se ha convertido en una banda de gran acogimiento para Colombia, han sabido ganarse el cariño de los pumpkins colombianos tras las reiteradas presentaciones que han tenido recientemente en el país. Si bien Helloween ha estado dado shows con bastante frecuencia en Colombia, esto no ha sido un impedimento para que el público siguiera cantando los clásicos a todo pulmón.
El paso de la banda por el Monsters of Rock Colombia era el podio que les faltaba por conquistar en el país, un estadio. Tras haberse presentado en el Movistar Arena, la gran carpa de las Americas o el Hipódromo de los Andes, por mencionar algunos, los alemanes completaron el circuito con su presentación en El Campin. Para muchos, el festival empieza realmente cuando los alemanes salen en escena. Estuvimos a la expectativa de empezar velozmente con Skyfall, pero nos sorprendieron con Dr Stein y su historia monstruosa sobre Frankenstein, mientras el público saltaba jovial.
A grandes rasgos, esta 4ta presentación de Helloween en el país, junto a Michael Kiske, fue bien recibida y aclamada. El plus fue tener a Andi Deris interactuando en español, conectando el sentimiento rockero con el sentir de una banda juguetona en escena. Con una presentación enmarcada en un festival, la banda lanzó los hits a los que nos tenían acostumbrados junto con la inesperada If I Could Fly, que tomó por sorpresa a muchos. Se agradece por parte de la vieja escuela el medley de Kai Hansen con clásicos de su época como Metal invaders, Heavy metal (is the law) y How many tears. Estos solo son signos de que Colombia siempre será una gran plaza para los alemanes, donde la flama sigue candente.
DEEP PURPLE: LA ESPONTANEIDAD Y LA TRADICIÓN
Deep Purple fue un completo acierto del festival. Con más de cinco décadas de actividad, estos monstruos del rock no necesitan presentación alguna, son referentes innegables de la historia, auténticos maestros del rock and roll. Para muchos fue completamente inesperada la aparición del nuevo guitarrista Simon McBride, quien desde finales del 2022 se encuentra llenado los zapatos de un peso pesado de la guitarra, Steve Morse. La presentación empezó con Highway star, una gema única en su clase, para encender los motores y dar el pisotón de un monstruo de dimensiones titánicas en el mundo del rock. Para sorpresa, después del ajetreo con Highway Star, escuchamos a Ian Paice ametrallar la batería con fuerza para dar apertura a Pictures of Home. No mentimos, el corazón con una canción así es capaz de doblar revoluciones, pero no es para menos.
Lo más impresionante del show es que, a pesar de tener una presentación sobria en el sentido de prescindir de potente pirotecnia, ambientaciones que se tomen todo el escenario o juegos de luces ambicioso, la presencia de esta institución del rock es más que suficiente para rendir todos los honores. Quedó más que demostrado el cariño y el empeño de la banda en vivo con los teclados de Don Airey Uncommon Man, la bella voz de Ian Gillan en When a Blind Man Cries, los licks mágicos de guitarra con Anya y la fuerza y sincronicidad de la batería con Perfect Strangers.
Un bello detalle de la banda con el público, sin duda alguna, fue escuchar al sucesor de Jon Lord, Don Airey, quien con una sonrisa de oreja a oreja, nos arrugó el corazón al interpretar el himno nacional, el segundo más bello del mundo. Estos monstruos del rock que empezaron pisando fuerte frente a 50.000 personas, dejaron el escenario ya no como monstruos, sino como verdaderos e indiscutibles Dioses, dignos del respeto de las generaciones pasadas y las venideras.
SCORPIONS: UN HURACÁN IMPARABLE
Las presentaciones de Scorpions siempre serán muy bellas. La voz de Klaus Meine es un referente de paz, capaz de convertir cualquier melodía en un himno, en un mensaje de paz y de unión. La presentación de los teutones se llevó todas las ovaciones, pasando de por himnos rockeros rápidos y enérgicos, a riffs más de un aire de blues como fue el caso con The Zoo. La banda es capaz de inyectar una dosis de potencia, especialmente por la fuerza del ex Motorhead, Mikkey Dee.
Uno de los aspectos que más nos preocupaban del show era el hecho de que la hermana de Rudolf, Barbara, había fallecido un par de días atrás. Sin embargo, el compromiso con el público demostró por qué estos monstruos del rock son imbatibles, uno de los referentes más limpios y mejores conservados de la actualidad. La presentación estuvo cargada con música nueva de sus recientes producciones como Peacemaker o Gas in the Tank, pero lo verdaderamente sorprendente del set list, fue poder escuchar Bad Boys Running Wild.
Con una ráfaga de clásicos amenizados por una de las voces más icónicas de la historia de la música, lo que espectamos fue una demostración de pasión y amor por la música llevada a niveles titánicos. El pasar de la calma con Winds of change o Send Me An Angel, a bailar con Tease Me Please Me o Big City Nights, nos hace aguar los ojos. Amamos a estos alemanes.
Queremos aclarar que los fallos del volumen master en las últimas canciones, no fue una responsabilidad de la productora. En realidad, en palabras del stage manager de la banda, se trató de la descomposición de los faders de la consola, por eso se sintió que el volumen general, el peak, caía y se levantaba. De todas maneras, este fallo no fue impedimento para llevarnos un recuerdo tatuado en el corazón, por parte de estos rock believers, dioses del rock que traen paz y unión a nuestro mundo.
KISS: EL ÚLTIMO VUELO DEL STARCHILD
Las despedidas nunca son fáciles y con Kiss, fue como tomar el último sorbo de un buen vino. Con un escenario no muy extravagante como hemos visto en otros shows, pudimos tener a los new yorkinos una vez más en la capital. Con cuatro grandes figuras inflables de tamaño monstruoso representando la grandeza de la banda, pudimos atesorar un recuerdo magno de un show de rock caliente.
La presentación de Kiss, si bien no tuvo mayor variación en el set list al que nos tienen acostumbrados, si tuvo el carisma de la banda para ofrecer un show bastante practicado milimétricamente pero con sello de calidad. Los fuegos pirotécnicos, Genne elevándose por el aire, Eric suspendido por una ráfaga de humo, Paul volando sobre el público y Tommy disparando pirotecnia con su guitarra. No importa que cuanto conozcamos la actuación, siempre será un espectáculo para sentir el fuego en nuestras caras y escuchar explosiones que a veces no sabemos si hacen parte del show o si en verdad estos monstruos del rock están destruyendo el escenario con sus pesados atuendos.
Sin importar el cómo y dónde, ver a estos revolucionarios de la música es una experiencia de vida que nos pone los pelos de punta y la piel de gallina. La tensión del show, en medio de clásicos nacidos antes que muchos de los asistentes al show y cientos de historias tras bambalinas, esconden pudores que la música de estos fenómenos nos comunica. No podremos borrar de nuestra memoria la última oportunidad que tuvimos de ver a la banda danzando la coreografía de Deuce, ver a un Genne bañado en sangre con God of Thunder o a Paul muy seductor y atrevido con Lick it Up. Lo cierto es que la vibra que la banda nos transmitió fue de eternidad, sin muchas palabras respecto a su retiro y haciendo rock and roll a su estilo, los Kiss nos enviaron un mensaje implicito de que jamás dejarían este mundo. ¿Quienes son los inmortales? Los Dioses son inmortales, y ellos lo saben.
Sin mayor innovación en el show, pudimos saltar y cantar a grito herido mientras nuestros ojos brillaban al ver la genialidad de estos músicos. Cincuenta años sobre el escenario, cargando mas de 50 kilos sobre los hombros, escupiendo fuego y volando por el aire, son proezas que pasan factura a cualquier cuerpo humano, pero ellos son Dioses. El llamado a la coquetería con Calling Dr Love, la liberación de la locura con Psycho Circus, el terror cn la apertura del infierno en God of Thunder, la serenidad de Beth o la reivindicación de la humanidad con War Machine, fueron los momentos clave del show.
El cierre de un ciclo de conciertos de la banda en nuestro país (4 shows, 2009, 2015, 2022 y 2023), casi todos realizados en el mes de Abril, consagrarán ahora para el mundo kissero, el mes de abril como el mes mas caliente, el mes en el que Kiss vino en tres ocasiones a dejar su huella.
La primera edición del Monsters of Rock Colombia es posible gracias a la promotora Páramo
Crónica por: Duvan Gomez / cronista y editor para Colombia
Fotografías por: Santiago Suarez / Director y fotógrafo para Colombia
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