Como un último baile de la celebración del sexagésimo aniversario de Scorpions, hace un par de días se lanzó el álbum en vivo Coming Home Live. Su grabación se realizó el 5 de julio de 2025 en el estadio Niedersachenstadion de Hannover ante 45 000 personas. De hecho, es el primer concierto de Scorpions en un estadio en su propio país, parece una falsedad, pero sí. Bueno, ahí queda claro que uno no es profeta en su propia tierra. Pero más allá de lo anecdótico, vamos a oír el álbum y que nos ofrece.
Contando la introducción, en total son diecinueve canciones y obviamente no podían faltar las icónicas «Rock You Like a Hurricane», «Blackout», «Big City Nights» o las power ballads «Wind of Change» y «Send Me an Angel». El resto son pistas que han sido parte de los espectáculos de la banda desde hace tiempo como «The Zoo», «Bad Boys Running Wild» o la instrumental «Coast to Coast». Todas interpretadas de una manera increíble para una banda que cumple sesenta años.
Lo bueno es que, gracias al popurrí conformado por «Top of the Bill», «Steamrock Fever», «Speedy’s Coming» y «Catch Your Train», la banda rememora los años setenta. Un período poco conocido por los que se dicen ser fanáticos y no lo digo por decir nomás, ya que fui testigo de eso cuando en 2016 este mismo medley tocaron en vivo en Chile y la poca participación alrededor mío me dio lástima. Salvo una fanática más adelante, éramos los únicos que cantamos el popurrí a todo pulmón. La sorpresa diría que son «I’m Leaving You» y «Gas in the Tank», esta última aspira a ser un clásico en un futuro próximo. Con respecto a los músicos, nada que decir. Siempre han dejado el alma sobre el escenario y este caso no fue la excepción. Incluso Klaus Meine que, a pesar de que su voz no está a su nivel característico, sigue consiguiendo los tonos altos en determinadas canciones bastante bien. Se nota que se cuida el hombre.
La malo es la falta de dinamismo en el repertorio de las canciones y el nulo interés por tocar pistas de los álbumes de las décadas del 2000 y 2010. También al ser un festejo importante podrían haber optado por invitar viejos miembros como Uli Jon Roth o Herman Rarebell, pero bueno, no sabemos que pasó detrás de producción, quizás se pensó y no pudo concretarse. Lo que no es bueno, pero tampoco malo, es la aparición de coros pregrabados, que ayudan a Klaus Meine en algunas partes. Aquí se notó bastante la falta de James Kottak, quien hacía de corista en los estribillos y en las segundas voces.
En concreto, Coming Home Live es una buena manera de celebrar este impensado cumpleaños. No cualquier banda llega a los sesenta años en un estado increíble, sobre para una que no ha tenido parones de por medio. Si hablo de buen estado, debo apuntar a Rudolf Schenker, ya que parece liebre moviéndose por el escenario y con setenta y siete años encima. Eso es vitalidad pura. Dudo mucho que Coming Home Live llegué al mismo nivel de Tokyo Tapes de 1978 o World Wide Live de 1985, pero al menos es un buen testimonio de lo que es el legado de Scorpions, aquella banda fundada en 1965 y que ninguno de sus compatriotas les tenía fe: «Mirá de quién te burlaste».


